Falsas creencias sobre Slow Marketing
Si te digo “Slow Marketing”, es posible que ya conozcas el concepto, pero todavía te asalten dudas. ¿Es realmente aplicable al mundo digital? ¿Es solo para unos pocos proyectos?
Te entiendo, son dudas muy habituales. Sin embargo, quiero que sepas que el Slow Marketing no es una forma de trabajar menos o de forma despreocupada, sino una forma de trabajar mejor.
Con este post, mi objetivo es derribar las tres creencias más habituales sobre el Slow Marketing y mostrarte que es una estrategia viable, rentable y, sobre todo, sostenible para ti y para tu proyecto.
¿Quieres descubrir si se adapta a ti?
1: El enfoque personal
«Es una filosofía para emprendedores poco ambiciosos o proyectos «hippies».»
Hay quien confunde la filosofía «Slow» con una falta de esfuerzo o pereza, pero la verdad es que ser intencional requiere más disciplina que seguir las tendencias porque sí.
Para entenderlo, aclaremos algo: ¿qué es la ambición? Según la RAE, es “el deseo ardiente de conseguir algo”.
En el mundo digital, este deseo se ha relacionado con la urgencia y lo ruidoso, pero cuando decides un proyecto lento y consciente, tu ambición no es menor, es simplemente diferente.
Queremos que nuestro proyecto crezca de una manera sostenible en tiempo y calidad. Tal vez construir un imperio a largo plazo, por qué no, pero comenzando por cimientos sólidos. El slow marketing es para emprendedores con una ambición profunda: la de construir algo que perdure. Un enfoque «consciente» no es sinónimo de «hippie» o poco práctico. Se trata de tomar decisiones deliberadas para construir un negocio que respete tu energía y tu bienestar, y que te permita ser dueño de tu proyecto en lugar de ser su esclavo.
2: La Estrategia
,»Es una tendencia sin una estrategia sólida ni resultados medibles.»
El movimiento slow no es una tendencia pasajera, de hecho, es una filosofía que inició en Italia a finales de la década de los 80 con el slow food, como respuesta a la urgencia y la pérdida de calidad que se ha ido aplicando a diferentes sectores.
En este caso es una respuesta al exceso de estrategias y acciones de urgencia y el exceso de ruido digital. Mientras el marketing acelerado se basa en tácticas reactivas y en la necesidad constante de novedad, el slow marketing se basa en una estrategia sólida y meditada.
Aquí, la “lentitud” no es la ausencia de un plan; es el resultado de un plan que se ha construido a conciencia para perdurar. Dejamos de obsesionarnos con métricas vanidosas como «likes» o el número de seguidores, para centrarnos en lo que de verdad importa: la salud a largo plazo de tu negocio.
Para ello, analizamos métricas tradicionales como la Tasa de Conversión (Mide el porcentaje de visitantes que realizan una acción deseada (ej. suscribirse a la newsletter o pedir presupuesto)), el Valor de Vida del Cliente (LTV) ((Mide el valor económico que un cliente aporta a tu negocio durante toda la relación)) y la Tasa de Retención de Clientes (Mide cuántos clientes mantienes a lo largo del tiempo). A su vez, nos enfocamos en la conexión con nuestra comunidad, midiendo:
- Calidad de las conexiones: El nivel de interacción, los comentarios reales y las conversaciones generadas.
- Fortaleza de la comunidad: Los clientes recurrentes y las recomendaciones personales.
- Autoridad y confianza: La cantidad de enlaces de calidad que recibe tu contenido y la búsqueda de tu marca.
3: La Práctica
«No es aplicable en digital, es para negocios pequeños y no sirve para conseguir clientes de forma efectiva.»
Esta creencia confunde la filosofía con el tamaño. Los principios del slow marketing son universales, aplicables a cualquier proyecto. Tienes ejemplos muy conocidos que aplican este enfoque, como Patagonia, líder en activismo medioambiental, o Lego, con su enfoque en la calidad del producto y la construcción de comunidad a largo plazo.
La presencia en el entorno digital la decide el ritmo de tu proyecto. Se trata de usar la tecnología a nuestro favor para llegar a tu cliente sin saturarlo y sin saturarnos.
La automatización de procesos, por ejemplo, es una gran aliada para optimizar nuestro tiempo en tareas repetitivas, dejando espacio para lo importante.
El slow marketing no te pide que vivas desconectado del mundo digital, sino que uses la tecnología como una herramienta al servicio de tu estrategia.
Al centrarte en crear contenido de valor y construir comunidad, las personas se acercan a tu proyecto con confianza. El slow marketing no promete clientes de un día para otro, pero tiene como objetivo conseguir clientes de calidad y a largo plazo. La clave es dejar de preocuparse por publicar a diario para centrarse en la calidad que hace que tu contenido un recurso de valor para tu cliente y/o audiencia.
Conclusión:
El slow marketing no es la alternativa fácil, sino la alternativa sostenible en el tiempo. Es la respuesta a los puntos de dolor que experimentamos al intentar seguir un ritmo que no es el nuestro.
Ahora que hemos desmentido estas creencias, me gustaría saber: ¿Crees que esta filosofía va contigo? ¿Todavía te quedan dudas? Te leo en los comentarios.